ACEN editorial.
Los niños se agolpaban nerviosos
en la esquina del patio del colegio. Todos querían ver lo que sujetaba Pedrito
en sus manos. La excitación asomaba en sus rostros. Nunca habían visto nada
igual, tan adulto, tan prohibido. ¡Cuidado, que viene don Venancio!, gritó
alguien. La pandilla se dispersó con rapidez. Al llegar, don Venancio descubrió
un ejemplar de El Quijote tirado en
el suelo.
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